FOTOGRAFIA DIGITAL – 1999 A Love Supreme

A Love Supreme es una colección de 25 fotografías a partir de los cables de alumbrado en San José, Costa Rica. Al final de las fotos se puede leer un fragmento del texto Jet-lag Mambo en el que se comenta el punto de partida para esta geometrización del paisaje urbano josefino.

El período colonial español fue muy claro en sus ideas urbanísticas. Las ciudades se planificaron como dameros, con calles y avenidas perpendicularmente dispuestas. El crecimiento incluso fue teóricamente legislado antes de que sucediera. Las calles, claro, recibieron nombres específicos, muchas veces de santos. En tiempos más recientes la nomenclatura urbana recibió la propuesta más racional de las posibles: las calles fueron divididas en calles o avenidas, y en sistemas pares o impares a partir de dos ejes. Pese a ello, en la práctica de todos los costarricences, los lugares se describen en función de otros lugares y de las distancias más o menos relativas a ellos. Ejemplo: en un momento dado yo vivía en la Avenida Primera 1348, entre calles 11 y 15. Esta dirección nunca funcionó en la práctica. Si la daba se me miraba con sorpresa y se me preguntaba, con muestras de evidente tolerancia a mi exotismo, si no podía decir lo mismo pero “a la tica”. En su defecto, podían solicitarme especificaciones pidiendo que les diera la dirección “exacta”. La versión exacta de la dirección anterior rezaba: “30 metros Oeste de Banbach” (una tienda de música) o “cincuenta metros largos al Este de la Asamblea Nacional Legislativa”. Más ejemplos: “250 metros al Sur del Caballo Blanco, casa con cipreses, a la par de la caseta del guarda” (mi segunda y actual dirección en Costa Rica). Pero las hay más curiosas: “de la que era la antigua botica …”, o directamente trágicas: “de la señora que vende la lotería en Cinco Esquinas de Tibás…”, o directamente memorables: “del Perro Quemado…”, “de la casa de Oscar Arias…”, “del Amigo Invisible…”, etc. Pese a que otras nomenclaturas han sido propuestas desde el Estado y los Municipios, la práctica urbana de las direcciones costarricenses siguen este molde. Para describir un lugar se recurre a la mención de otro, haciendo imposible para un recién llegado orientarse en la ciudad a no ser que negocie su situación con los locales. De igual modo, aún los más experimentados locatarios no se escapan a la negociación: por más que conozcan la ciudad siempre deben interpelar a otros para ajustar y orientar el rumbo. Los puntos cardinales son una referencia más precisa porque son reconocidos en función de las montañas que rodean San José. Pero habiendo cuatro puntos cardinales, cada lugar es potencialmente definible de al menos cuatro maneras, dependiendo del lugar desde el cual se arribe. Si bien el uso de la brújula no es muy extendido, me atrevería a decir que es al menos más frecuente que el uso de mapas (los mapas con referencias no oficiales son inexistentes). Para el recién llegado la sensación de estar en un lugar de infinitas descripciones, de innumerables memorias, de inagotables narrativas, resulta en general abrumadora. En cuanto a identidad social, Costa Rica se auto define en función de acuerdos políticos de consolidada retórica sobre el Estado de Bienestar Social. Y también por la definitiva ausencia de un ejército….       (Fragmento de Jet-lag Mambo)

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The Spanish Colonial Period was very clear in its urbanization ideas. Cities were planned following a checkerboard pattern with streets and avenues laid out perpendicularly to each other. Further, even growth was theoretically legislated long before its actual happening. The streets, naturally, received specific names, often honouring saints. More recently, urban nomenclature achieved the most rational of proposals: streets were divided into streets proper and avenues, and again, into systems of even and odd numbers along two axes. This notwithstanding, in the daily practice of all Costa Ricans, places are described in function of other places and their more or less relative distances from each other. For instance: for a time I lived at 1348 1st Avenue, between 11th and 15th Streets. This address never worked in practice. If I ever gave it out, people would look at me with surprise and I was asked, with a show of obvious tolerance for my exoticism, if I could say it again, but “the Tico way”. Alternatively, I could be requested to be more specific and state the “exact” address. The exact version of this former address went: “30 metres west from Bansbach” (a music shop), or “50 longish metres east from the National Assembly”. More examples: “250 metres south of The White Horse, house with cypresses, by the security guard’s booth” (my second, and current address in Costa Rica). But there are more peculiar ones: “from what was the old shop…”; or directly tragic: “from the lady selling lotteries at Cinco Esquinas of Tibás…”; or directly memorable: “from the Burnt Dog…”, “from Oscar Arias’ home…”, “from the Invisible Friend…”, etc. In spite of other nomenclatures proposed by the State and the Municipalities, the urban practice of Costa Rican addresses follows this pattern. To describe a place, people resort to mentioning another, making it impossible for someone newly arrived to get his bearings in the city, unless he negotiates his situation with the local inhabitants. Nevertheless, even the most experienced inhabitants cannot escape negotiation: their better knowledge of the city notwithstanding, they always have to beseech others in order to adjust and trim the course. Cardinal points are a more precise reference, as they are recognized in function of the mountains surrounding San José. Still, there are four cardinal points and every place may potentially be defined in, at least, four different ways, depending on the direction from which one arrives. If using a compass is not quite common, I would dare to say it is at least more frequent than using a map (there are no maps with nonofficial references). For the new arrivals, the feeling of being in a place of infinite descriptions, of innumerable memories, of inexhaustible narratives, is generally overwhelming. Regarding social identity, Costa Rica is self-defined in function of political agreements of compact rhetoric on the Social Welfare State. And also, by the definitive absence of an army. ……  (Fragment of Jet-lag Mambo)